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Ambas tecnópolis se gestaron a la vez, pero la granadina da empleo a 1.600 personas y la malagueña a 14.000
El Parque Tecnológico de Andalucía, ubicado en Málaga, celebró recientemente su 21 aniversario. Tras arrancar con ocho empresas, cuenta ahora con 600 firmas, lo que supone una contribución al PIB de la provincia del 7%, el doble de lo que se calcula que aportará el Parque Tecnológico de la Salud a Granada en 2014, siempre según datos oficiales. La facturación de las empresas del PTA el año pasado alcanzó los 1.651 millones y el proyecto –a pesar de la crisis y de los ERE de sociedades tan importantes como Isofón o Ingenia– continúa erigiéndose como motor de desarrollo y generador de empleo.
El PTS de Granada también ha cumplido 23 años, pero ha avanzado mucho más lento. Las cifras no soportan la comparación: unos 1.600 empleos (diez veces menos que el de Málaga) o 752 millones invertidos por los 558 del recinto biotecnológico. La diferencia radica en que, aunque se concibieron a la par, el parque tecnológico granadino no echó a andar en serio hasta 2003 por culpa de los desencuentros y las trabas burocráticas. Desde 2005 se desarrolla a un ritmo aceptable, según Jesús Quero, su director, quien asegura que la tecnópolis ya planea su segunda fase y que en 2014 tendrá «su eclosión» con la llegada de las facultades biosanitarias.
Precisamente en ese ámbito, en Málaga no se construye un gran hospital público desde 1993 (Costa del Sol), mientras en Granada se terminó hace tres años el macroproyecto del PTS, que sigue sin abrir sus puertas. Cuando lo haga, la presión asistencial en esta provincia debe aliviarse con respecto a la vecina
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