Las alternativas sin combustión -como los dispositivos de calentamiento de tabaco, los cigarrillos electrónicos y el snus- no generan humo y son una mejor opción que seguir fumando.
Están avaladas por la ciencia
A veces, en nuestro día a día, damos por sentadas cosas que en ocasiones resultan ser incorrectas. Y esto puede ocurrir por diversidad de motivos y sin ningún tipo de intención, pero es importante que las podamos identificar para poder cuestionarlas y, en su caso, corregir esos mitos y conceptos erróneos a fin de que todos tengamos acceso a información precisa que nos ayude a tomar mejores decisiones.
Y este tipo de confusiones o malentendidos frecuentemente ocurre con el hábito de fumar y toda la ciencia que hay detrás de las alternativas libres de humo que se han ido desarrollando en los últimos años.
¿Qué sabemos sobre el hábito de fumar?
Hay cosas que son indudables y que todo el mundo sabe: fumar es perjudicial para la salud, y por eso lo mejor es que nunca se empiece con el hábito y si se ha empezado, dejar de consumir tabaco y nicotina por completo. Aun así, siguen existiendo malentendidos con respecto al tabaco y algunos de ellos pueden dificultar la toma de decisiones informadas sobre las alternativas sin humo de los adultos que no dejan el hábito.
Por ejemplo, a menudo existen conceptos erróneos sobre el rol de la nicotina como causante de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, y esto puede actuar como una barrera que impida a los adultos, que de otra forma seguirían con el hábito, considerar el uso de alternativas sin humo en su lugar.
La nicotina * es una de las razones por las que los adultos fuman, junto con otros factores, como el sabor y el ritual. Es adictiva y no está exenta de riesgo. Pero la realidad es que son los elevados niveles de sustancias químicas nocivas presentes en el humo de un cigarrillo la causa principal de las enfermedades relacionadas con fumar, no la nicotina.
¿Qué opciones tenemos?
La teoría está clara, la mejor opción para los fumadores es dejar de consumir tabaco y nicotina por completo; sin embargo, la práctica se antoja más compleja y lo cierto es que no todos lo dejan. En este sentido, las alternativas libres de humo, como los dispositivos de calentamiento de tabaco o los cigarrillos electrónicos–respaldadas por la evidencia científica– juegan un papel importante en la reducción del riesgo de daño asociado al cigarrillo.
Sin embargo, a veces también los fumadores adultos desconocen la diferencia fundamental entre estos productos: un cigarrillo, al encenderse quema el tabaco y desencadena la combustión. Esto hace que se liberen más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales unas 100 han sido clasificados por las autoridades de salud pública como nocivas o potencialmente nocivas. Por el contrario, el aerosol de las alternativas sin humo es fundamentalmente diferente del humo del cigarrillo porque no tiene su origen en un proceso de combustión (no se quema).
Al eliminar el proceso de combustión y la producción de humo, los niveles de sustancias químicas nocivas generadas se reducen significativamente en comparación con los cigarrillos. Ahora bien, estas alternativas no son inocuas y con su uso generalmente se inhala nicotina, que es adictiva, por lo que la mejor decisión siempre será no consumir productos que contengan tabaco y/o nicotina.
Los mitos y los conceptos erróneos están por todas partes, y puede resultar difícil identificarlos. Pero todos tenemos derecho a acceder a información precisa para tomar decisiones informadas, especialmente cuando se trata del tabaco.
Comentarios
Publicar un comentario