LA BOQUEIRA, 180 AÑOS
- Un libro conmemora el 180 aniversario del mercado, que no se pudo celebrar por el estallido de la pandemia.
- La voluntad de servicio de sus tenderos ha salvado a La Boqueria de los momentos más difíciles de su existencia.
- Con la peor parte del confinamiento y la ausencia total de turistas, el 80% de los 200 puestos siguen de pie.
El Mercat de La Boqueria de Barcelona lleva seis siglos siendo el testigo de la historia de la ciudad, tanto de sus alegrías y pujanza como de sus tristezas o declives, y reflejando la alimentación de sus habitantes. En todos estos años de recorrido, el mercado de abastos solo ha estado cerrado una vez. Y no fue durante la Guerra Civil, como podría pensarse, sino "en contra de su voluntad", el día después del atentado en La Rambla del 17 de agosto de 2017.
Esta "voluntad de servicio" del mercado y de sus comerciantes es el verdadero motor que ha permitido su pervivencia, incluso en los momentos más recientes y difíciles, marcados por la pandemia de coronavirus, el confinamiento de la población y la ausencia de turismo internacional. La inventiva, y la conciencia de estar al servicio de los ciudadanos, hizo posible surtir a los clientes en los momentos de mayor incertidumbre y ha marcado un camino a seguir, sobre todo en cuanto a innovación tecnológica y digital, una vez que remita la pandemia.
Un libro editado por la Associació de Comerciants del mercado recoge los últimos 180 años de vida de este emblemático lugar.La Boqueria 1840-2020 es obra de los autores Genís Arnàs, jefe del departamento de Mercats del Institut Municipal de Mercats de Barcelona, y Matilde Alsina, responsable de comunicación de La Boqueria.
El 19 de marzo del año 1840 se colocaba la primera piedra del mercado tal y como lo conocemos en la actualidad. 20minutos.es ha hablado con ambos autores para conocer más detalles vinculados a este volumen, de seis capítulos temáticos, el último de ellos dedicado a la pandemia. Alsina anticipa la gran vinculación entre el mercado y la ciudad que le acoge: "Empezando por su carácter popular ya desde su nacimiento, y acabando por cómo La Boqueria ha vivido, a pequeña escala, los acontecimientos que ha vivido Barcelona". Este pasado 19 de marzo, cuatro días después de decretarse el estado de alarma por la crisis de la Covid, no se pudo celebrar el aniversario de la colocación de la primera piedra en 1840.
¿Por qué se llama La Boqueria?
En las páginas de este volumen aparecen pasajes históricos y anécdotas como la vinculada a su nombre, que recibe de la carne de boc (macho cabrío), considerada de segunda calidad, y que se vendía en unas mesas de la zona en el siglo XIII, en plena Edad Media, conocida como Boqueria.
Un mercado "provisional" y singular
Un hecho luctuoso dio paso al solar en el que nació el mercado de La Rambla. Sucedió en 1835, cuando personas descontentas con una corrida que se había celebrado en la plaza de toros de la Barceloneta, quemaron el convento de Sant Josep, dejando espacio para instalar provisionalmente La Boqueria hasta el día de hoy. Este origen temporal ha marcado sus casi dos siglos de existencia, explica Arnàs: "Fue pensada inicialmente como una plaza abierta, de ahí que el espacio no tuviera cubierta" hasta que se aprobara el diseño final de esta última, obra del arquitecto Antoni de Falguera.
Resistencia: abierto durante los bombardeos
Ya en 1854, durante la gran epidemia de cólera que vació la ciudad (todo aquel que pudo se refugió en el campo), el mercado "hizo un gran esfuerzo para aprovisionar a los ciudadanos". Durante la Guerra Civil, en un bombardeo aéreo de las tropas de Mussolini en la zona en 1938, en el que incluso cayó parte de un tejado, el mercado funcionaba, resalta Alsina. Incluso en la posguerra, con cartillas de racionamiento y un mercado negro, La Boqueria "dio servicio cada día en momentos muy difíciles". El único día que ha cerrado, fue "en contra de su voluntad", reconoce la autora, el 18 de agosto de 2017.
Reinvención 'gastro'
La crisis del petróleo de los años setenta del siglo pasado dio pie a la "reinvención" del mercado en los ochenta mediante la figura de Ramon Cabau, un personaje que introduce la vertiente gastronómica y de importación de alimentos en La Boqueria. "Era un señor muy especial, que llevaba bigote y regalaba flores a las vendedoras. Es una de las figuras más destacables del mercado", explica Alsina sobre el propietario del restaurante Agut d'Avinyó.
Otro icono del mercado es Eduard Soley, parte de este lugar desde que su madre atendía a los clientes embarazada de él. A sus 73 años, ya está jubilado y su parada, la frutería Soley Roser, fue fundada por sus antepasados hace 150 años. Ahora la lleva su hijo, la cuarta generación.
Mayorista hasta 1921
Hasta la apertura del mercado del Born en el año 1921, La Boqueria actuó como el mercado central mayorista de Barcelona, atrayendo un trasiego constante de carros y caballos transportando los alimentos. Las paradas eran muy cotizadas y en 1918 de llegaron a pagar 6.080 pesetas de la época por un puesto de pescado. Eran muchos de pequeñas dimensiones, y con mucha especialización de producto. "Los había solo de patatas, de melones, de fruta o de verdura. Llegaron a haber 156 pescaderías", subraya Arnàs. El máximo de negocios se alcanzó en 1970 con 1.080.
No solo para turistas
Ambos autores insisten durante la conversación con 20minutos.es en dejar constancia de que, más allá de su relación con el turismo masivo en los últimos años, La Boqueria es, desde sus inicios, "un mercado de muchos públicos diferentes", comenta Arnàs. "Fue el primer mercado de Barcelona en introducir las frutas exóticas, donde se vendieron los primeros kiwis o mangos. A él acuden desde un vecino inmigrante del barrio del Raval a un cocinero con Estrella Michelin para surtir su restaurante", insiste: "Hay muchas boquerias".
"Fue el primer mercado de Barcelona en introducir las frutas exóticas, donde se vendieron los primeros kiwis o mangos. A él acuden desde un vecino inmigrante del barrio del Raval a un cocinero con Estrella Michelin para surtir su restaurante"
Alsina considera que el impacto del turismo en este mercado, y en toda Barcelona, se merecería "un libro aparte" a pesar de que solo sea "una parte" del mismo. Con el vacío de turistas producido por la pandemia, se han mantenido abiertos el 80% de los 200 puntos de venta y solo una pequeña parte de los que se habían enfocado al turismo ha aprovechado esta crisis para volver al producto tradicional (dejando atrás el enfocado solo a visitantes, que explotan un 20% de los negocios), lo que explica para Arnàs la fortaleza de este mercado. Es uno de los 43 con los que cuenta la ciudad, sumando más de 2.000 paradas.Y la capacidad de reinvención la demostró, a raiz de la crisi sanitaria, con un importante refuerzo del servicio de venta telemática que ya ofrecía.
Salto de gigante en la venta digital
Arnàs avanza que se está perfilando un ambicioso proyecto de Market Place digital global de todos los mercados municipales barceloneses que saldrá a concurso público. Se completará con una prueba piloto en 14 mercados repartidos por diferentes distritos que consistirá en habilitar taquillas en las que los clientes podrán pasar a recoger los productos que compren online usando un código de apertura. Este será "un paso adelante" para los mercados como "servicio público competitivo y facilitador para las personas". Por ejemplo, para aquellos trabajadores que puedan ir a recoger su compra a las taquillas fuera del horario de apertura del mercado físico.
Sí que durante los momentos más duros del encierro domiciliario, los vendedores han echado de menos las compras de alimentos de los restauradores, que tuvieron que cerrar a la fuerza, y que representan el 30% del negocio de los paradistas. Pero, como atestiguan los 180 años de historia de este icono de Barcelona, tranquilos, que La Boqueria sobrevivirá.
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