Pasamos más de un tercio de nuestra vida durmiendo. Si el descanso reparador es es un hábito de salud importante, cómo mantener dónde soñamos es una asignatura clave
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Se calcula que, a lo largo de nuestra vida, pasamos unos 25 años durmiendo. Un resultado que se consigue teniendo en cuenta la esperanza de vida actual y que lo habitual es que los seres humanos durmamos entre 6 y 8 horas al día.
Así que si vamos a pasar algo más de un tercio de nuestra vida sobre una superficie durmiendo, y sabiendo que un descanso reparador es fundamental para tener una buena salud física y mental, deberíamos prestar más atención a las características del colchón y proporcionarle los cuidados necesarios para que su estado sea óptimo.
¿Cuál es la vida media de un colchón?
Se podría decir que los colchones caducan, de media, a los diez años. Si comemos un alimento que está caducado nos puede sentar mal, del mismo modo que dormir sobre un colchón que ha superado su vida útil acabará provocándonos diferentes problemas de salud.
Los componentes del colchón se van deteriorando con el paso del tiempo provocando una pérdida de calidad del mismo, pero si lo cuidamos de la forma correcta y sus materiales son de calidad podemos lograr estirar su vida útil hasta los doce años. Por el contrario, un mal uso acortará su fecha de fin hasta los ocho años.
La importancia de un buen colchón
La función principal del colchón es dar un soporte adecuado a nuestro cuerpo durante las fases del sueño, manteniendo alineada la columna vertebral y evitando molestias musculares que sufriríamos al despertar y a lo largo del día.
Pero no solamente va a incidir en nuestra salud musculoesquelética y en que logremos un descanso reparador, el colchón va a influir directamente en la calidad del aire que respiraremos en el dormitorio. Y es que disponen de un sistema de aireación a través del cual pueden acabar contaminando el aire de la estancia si no realizamos un buen mantenimiento del mismo, ya que en su interior se acumulará suciedad, ácaros, bacterias...
¿Hay que girar el colchón de vez en cuando?
Dependiendo del tipo de colchón, cada cierto tiempo tendremos que rotarlos y girarlos (darle la vuelta y dejar la parte de arriba mirando hacia el suelo y pasar la zona donde apoyamos la cabeza hacia abajo para ahora apoyar los pies) o solamente girarlos, porque algunos colchones modernos están diseñados para ser utilizados únicamente por una cara.
En el caso de colchones viscoelásticos o de látex realizaremos esta operación una o dos veces al año, mientras que en el caso de los colchones de muelles lo ideal sería hacerlo alrededor de cuatro veces cada año.
Con esta sencilla operación conseguiremos prolongar la vida del colchón, ya que repartiremos el desgaste de los materiales y evitaremos que se deforme antes.
De muelles, de látex, viscoelástico... ¿cuál es mejor?
Con el paso de los años los materiales de los colchones han ido evolucionando y hoy en día los tenemos de diferentes tipos, pero los más habituales son:
- Viscoelástico. Son los colchones más vendidos en la actualidad por la sensación de suavidad que proporcionan al tumbarse en ellos, su buena transpirabilidad, su reducción de los puntos de presión y porque son ideales para personas alérgicas a los ácaros. La peor parte es que no son recomendables para personas con dificultades de movilidad, ya que es complicado moverse mientras duermes por su alta adaptabilidad.
- Látex. Se trata de un material de alta adaptabilidad y muy confortable, con una firmeza entre media y baja. La parte menos positiva es que son muy pesados, más caros y de baja transpirabilidad.
- Muelles embolsados. Son colchones muy populares y fabricados con materiales muy resistentes, con una alta transpirabilidad y por ello apenas retienen el calor. En invierno pueden resultar algo fríos pero son ideales para los meses más cálidos ya que ayudan a reducir la sudoración al dormir. Cada muelle se mueve de forma independiente, por lo que dan una buena firmeza.
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