Si su origen es una infección microbiana en el cerebro, patologías como el alzhéimer o el parkinson se podrían revertir, según muestran distintas investigaciones
Nikki Schultek es una mujer de Carolina del Norte que, con 30 años, y después de completar una media maratón, comenzó a sufrir síntomas agudos de deterioro cognitivo, además de problemas respiratorios y arritmia cardíaca. Angustiada, se sometió a una batería de pruebas médicas que terminaron descartando el diagnóstico que más temia: el de esclerosis múltiple.
Pero, si no era eso, ¿de qué se trataba? Después de muchos TAC y exploraciones cerebrales, los médicos le dijeron que tenía múltiples infecciones crónicas, incluida la bacteria Borrelia burgdorferi, causante de la enfermedad de Lyme, que había conseguido llegar a su cerebro contra todo pronóstico.
Los antibióticos revirtieron su deterioro. No obstante, la Borrelia burgdorferi es difícil de erradicar una vez que alcanza el tejido cerebral, por lo que tuvo que seguir con un tratamiento de mantenimiento durante muchos años.
Así lo relata Nikki en una entrevista con el medio británico The Guardian, 9 años después y en perfecto estado de salud.
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