LA VOZ DE LA SALUD: LOS EXPERTOS NO RECOMIENDAN SUPLEMENTARSE CON ANTIOXIDANTES COMO LA VITAMINA E: "PUEDE PROMOVER EL DESARROLLO DE CÁNCER.
Aunque en un principio se pensaba que la toma de estos podría ayudar a protegernos frente a enfermedades cardíacas y neurodegenerativas, por ahora la evidencia confirma que no es cierto
Carotenoides, polifenoles y vitaminas como la C y la E. Esos son los antioxidantes más habituales que podemos encontrar en los alimentos. Tienen múltiples propiedades, pero que estas sean igual de beneficiosas al suplementarse con ellos, es una cuestión que todavía se está investigando. «Puede resultar perjudicial», alerta Daniel Muñoz-Espín, biólogo, experto en senescencia celular e investigador principal en el marco del programa de detección temprana del cáncer del Cambridge Cancer Center. «Se hizo un ensayo clínico a gran escala, con hombres de mediana edad tomando vitamina E y hubo que suspenderlo porque empezaron a desarrollar cáncer (concretamente, de próstata)», añade. Pero ¿qué son los antioxidantes? ¿En qué alimentos los podemos encontrar? ¿Cuándo se aconseja y cuándo no la suplementación?
Susana Cadenas, coordinadora del grupo Mitocondria, Comunicación Celular y Estrés Oxidativo de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular (Sebbm) e investigadora del CSIC en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid, explica que los antioxidantes «son compuestos químicos que previenen la formación de especies reactivas del oxígeno o, una vez generadas, interactúan con ellas y las neutraliza, lo que les impide causar daño. Actúan, por tanto, como mecanismo de defensa».
Si bien para hablar de ellos, también es necesario tener unas nociones básicas de lo que es el estrés oxidativo. «El metabolismo celular genera especies reactivas del oxígeno, que incluyen radicales libres y otras que no lo son. Estas especies reactivas del oxígeno cumplen diversas funciones en las células de los organismos. Sin embargo, cuando su producción supera su eliminación, se produce una situación de desequilibrio conocida como estrés oxidativo», señala Cadenas.
De hecho, para que se entienda mejor, la Fundación Española del Corazón equipara este proceso a la producción inevitable de gases tóxicos que se liberan en los motores de explosión alimentados con combustibles fósiles: «En un sujeto joven y sano, los radicales libres de oxígeno son rápidamente eliminados del interior de la célula por antioxidantes naturales, pero en enfermos crónicos o ancianos esta eliminación es deficitaria, lo que conlleva a la aparición de enfermedades crónicas, acelerando al mismo tiempo el envejecimiento».
Los radicales libres se han relacionado con enfermedades cardíacas y neurodegenerativas, por lo que se estudia si la suplementación con antioxidantes podría ayudar a protegernos frente a este tipo de enfermedades. Por ahora, la respuesta es negativa.
¿Pueden los suplementos de antioxidantes resultar perjudiciales?: el caso de la vitamina E
La vitamina E es un nutriente liposoluble presente en muchos alimentos y en el cuerpo actúa como antioxidante porque ayuda a las células a protegerse contra los daños causados por los radicales libres. El National Institutes of Health indica que el cuerpo la necesita para estimular el sistema inmunitario, para que este pueda combatir las bacterias y los virus que lo invaden. También ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior.
Está presente en muchos alimentos, como aceites vegetales, frutos secos u hortalizas de hojas verdes. Algunos fabricantes de alimentos le agregan a ciertos cereales para el desayuno o margarinas. Consumirla a través de la dieta no es peligroso ni perjudicial. El problema recae en la suplementación sin supervisión de un profesional.
Tal como apunta Muñoz-Espin, un estudio a gran escala realizado en varones de mediana edad durante varios años se tuvo que paralizar porque algunos de los participantes acabaron desarrollando cáncer de próstata. Se asignó de forma aleatoria que 35.533 hombres sanos de 50 o más años procedentes de 427 lugares de estudio de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico recibieran selenio (200 mg/día), vitamina E (400 UI /día), ambos nutrientes o placebo durante un mínimo de siete años o un máximo previsto de doce.
El resultado fue que el índice de detección de cáncer de próstata fue mayor en todos los grupos con suplementación en comparación con los grupos de placebo, pero estadísticamente solo fue relevante en el grupo que únicamente tomó vitamina E: presentó un 17% más de índice de detección de cáncer de próstata.
«Esto también se ha demostrado en animales. La vitamina E a esas dos dosis puede promover la invasión de tejidos de células tumorales y originar metástasis», amplía Muñoz. Pero ¿por qué? «Las células normales tienen un estrés oxidativo con el que tienen que capear de alguna forma, sobreponerse a él. Si tú tienes muchas células pretumorales que están dañadas y consumes antioxidantes en exceso, como el caso de la suplementación con vitamina E, también puedes estar protegiéndolas a ellas. Si no se hubieran pasado esos límites recomendados, a lo mejor estas hubieran muerto por tener estrés oxidativo», explica Muñoz.
Es decir, la vitamina E no solo protegería a las células «saludables», también a aquellas pretumorales que tienen riesgo de acabar desarrollando un cáncer en el cuerpo. «Por eso estos complejos vitamínicos no deberían tomarse sin un control, porque puedes tener excesos de vitaminas en el cuerpo. Es mejor optar por una dieta sana y equilibrada, con productos frescos, que tomar todos estos complejos», sentencia el experto.
A esa investigación con 30.000 hombres le siguieron otras. Dos de ellas estudiaron a hombres y mujeres de mediana edad durante siete años o más y determinaron que unas dosis adicionales a la dieta de vitamina E no los protegió de ningún tipo de cáncer. Es decir, la ingesta de esta no derivó en un problema de salud, pero tampoco proporcionó ningún tipo de beneficio.
Muñoz aclara que «puede que existan otras vitaminas que sí se acabe demostrando que existe un beneficio su suplementación, pero por ahora, esto es lo que sabemos. No existe evidencia sobre que su toma tenga beneficios». Por su parte, Cadenas concuerda: «La mayoría de los estudios clínicos no ha demostrado efectos beneficiosos para la salud, e incluso dosis altas pueden ser perjudiciales en algunos casos»
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