GRANADA HOY
EL FRÁGIL DE LA ALFAGUARA
La enemistad de dos familias mantiene en alerta a la localidad de Loja
Los Rubios y los Nápoles. Los Nápoles y los Rubios. La enemistad entre estas dos familias de Loja mantienen a la Guardia Civil y a la Policía Local del municipio del Poniente granadino en alerta. Quince meses separan los dos encontronazos más graves entre estos dos clanes del barrio de La Alfaguara, una de las zonas más deprimidas de Loja. En abril de 2013, una reyerta multitudinaria se saldó con cuatro heridos -tres mujeres y un hombre- de la familia de los Rubios y tres detenidos pertenecientes a los Nápoles. El fin de semana del 9 y 10 de agosto los papeles se invirtieron. Hubo dos disparos en dos sucesos acaecidos en apenas diez horas. En el primero resultó herido el padre. En el segundo, un disparo con una escopeta de postas a corta distancia dejó herido de gravedad al hijo. Tres hermanos de los Nápoles -de los que dos cuentan con antecedentes policiales- fueron detenidos por su presunta implicación en los hechos. Como hace un año, el silencio de víctimas, presuntos agresores e incluso de los testigos y la desaparición de las armas empleadas en las agresiones han ayudado a que lo ocurrido en La Alfaguara siga rodeado de incógnitas.
¿Qué motivó la reyerta de 2013? En ella participó un centenar de personas, algunas provistas de armas blancas y de escopetas. Tres fueron detenidas por la Guardia Civil, un padre y dos de sus hijos. La investigación entonces no llegó a esclarecer las causas del suceso, que será enjuiciado próximamente. Tras aquel encontronazo, varios patriarcas intentaron mediar para que la paz volviera a La Alfaguara, sin éxito a la vista de los acontecimientos. El sábado 9 de agosto, a mediodía y en plena calle, alguien disparó a un miembro de los Rubios. La Guardia Civil procedió a la detención de tres hermanos de los Nápoles. Ninguno confesó ser el autor y el herido tampoco identificó a su agresor. La madrugada del domingo, mientras los tres hermanos permanecían detenidos, se produjo la segunda agresión. El disparo a corta distancia dejó un boquete de seis centímetros a la altura de la cadera. Las postas, al impactar con el hueso, se proyectaron a varios órganos del cuerpo del hombre, que permanece en el Clínico. La Guardia Civil espera a que su estado de salud mejore para tomarle declaración y, si es posible, arrojar luz a lo ocurrido. Mientras, los agentes mantienen un dispositivo de vigilancia para evitar nuevas represalias.
Las pruebas realizadas por el laboratorio de la Guardia Civil han sido infructuosas. Una limpieza a conciencia eliminó los posibles restos de pólvora en las prendas o manos de los detenidos, por lo que ha resultado imposible determinar si alguno de los tres hermanos -ninguno posee licencia de armas- realizó los disparos. Al no poderse establecer una relación entre los tres presuntos implicados y los hechos investigados, éstos han quedado en libertad. Los investigadores se han encontrado con la misma historia que el año pasado, con los mismos protagonistas y el mismo silencio.
Todas las fuentes consultadas coinciden en un punto. "Esto no ha terminado". El hecho de que ninguna de las dos familias implicadas en estos sucesos abandone el barrio de La Alfaguara supone seguir encendida la hoguera a la que, en cualquier momento, alguien acercará de nuevo la mecha de la venganza.
¿Qué motivó la reyerta de 2013? En ella participó un centenar de personas, algunas provistas de armas blancas y de escopetas. Tres fueron detenidas por la Guardia Civil, un padre y dos de sus hijos. La investigación entonces no llegó a esclarecer las causas del suceso, que será enjuiciado próximamente. Tras aquel encontronazo, varios patriarcas intentaron mediar para que la paz volviera a La Alfaguara, sin éxito a la vista de los acontecimientos. El sábado 9 de agosto, a mediodía y en plena calle, alguien disparó a un miembro de los Rubios. La Guardia Civil procedió a la detención de tres hermanos de los Nápoles. Ninguno confesó ser el autor y el herido tampoco identificó a su agresor. La madrugada del domingo, mientras los tres hermanos permanecían detenidos, se produjo la segunda agresión. El disparo a corta distancia dejó un boquete de seis centímetros a la altura de la cadera. Las postas, al impactar con el hueso, se proyectaron a varios órganos del cuerpo del hombre, que permanece en el Clínico. La Guardia Civil espera a que su estado de salud mejore para tomarle declaración y, si es posible, arrojar luz a lo ocurrido. Mientras, los agentes mantienen un dispositivo de vigilancia para evitar nuevas represalias.
Las pruebas realizadas por el laboratorio de la Guardia Civil han sido infructuosas. Una limpieza a conciencia eliminó los posibles restos de pólvora en las prendas o manos de los detenidos, por lo que ha resultado imposible determinar si alguno de los tres hermanos -ninguno posee licencia de armas- realizó los disparos. Al no poderse establecer una relación entre los tres presuntos implicados y los hechos investigados, éstos han quedado en libertad. Los investigadores se han encontrado con la misma historia que el año pasado, con los mismos protagonistas y el mismo silencio.
Todas las fuentes consultadas coinciden en un punto. "Esto no ha terminado". El hecho de que ninguna de las dos familias implicadas en estos sucesos abandone el barrio de La Alfaguara supone seguir encendida la hoguera a la que, en cualquier momento, alguien acercará de nuevo la mecha de la venganza.
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